¡pica!

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viernes, 1 de octubre de 2010

LA SORPRENDENTE HISTORIA DE LOS ACCESORIOS PARA MASCOTAS


¿A quién no le gustan los perritos y los gatitos? A mí sí. Siempre he tenido gatos y perros en casa entre otros tantos bichos. Me gusta acariciarlos jugar con ellos y sí, también le puse ropa alguna vez a mis gatos pero cuando tenía ocho años. La gracia es que hay gente que ahora lo hace pero no para jugar, en serio, ¡y los sacan a pasear con sus ropitas puestas! Pues lo que puede parecer una fricada no es un chiste. Aquí viene el dato: resulta que la industria de las mascotas ha sido la única que ha crecido desde el 2008 (todo el mundo sabrá que en ese año empezó la omnipresente crisis) y actualmente es la más prospera. En serio. Obviamente esta dicha industria aglutina desde los gastos veterinarios, piensos y alimentos, medicamentos, jabones, camas, también ropas, bolsos para llevarlos ¡y hasta carritos! ¡y pelucas! ¿Es que no tienen ya bastante pelo? Sí, no salía de mi asombro, hace poco me pasé por una tienda de animales y ahí estaba zapatos para perros (en juegos de cuatro) y carritos, como los de los bebes, para llevar a pasear al perro. Al lado ropita de lo más variada pero que no bajaba de los 90 €. Viendo eso no dejaba de tener la sensación de estar viendo los utensilios de un enfermo mental , alguien que terriblemente confundía a una mascota con un bebé. ¿Pero que hacía yo ahí? Pues buscaba un champú antiparásitos para bañar a mi gata y estaba ante una interminable estantería llena de champús y ni uno era para matar pulgas. Había champú nutritivo, champú para pelo graso, para pelo seco, desenredante, para dar brillo y un largo etc de otros productos como colonias, sprays para alientos... Yo no salía de mi indignación, no sólo no había el único producto útil para el animal si no que había toda una serie de productos que trataban de anular la condición de animal de las mascotas y convertirlos en personas con pelo. Horror! Colonia para perros!! Tiene un olfato supersensible, eso es como torturarlos.

Ufff, volviendo al dato, y dejando a un lado mi ira, los expertos dicen que hay una explicación para este extraordinario crecimiento de este negocio. La razón es que existe una generación (entre los 50 y 60 años) que están bien acomodados y tiene un buen nivel adquisitivo pero ya sus hijos se han marchado de casa. Y parejas jóvenes, incluidas las homosexuales, que antes de tener un hijo prefieren tener una mascota para “practicar” la paternidad y maternidad. Bien volvemos al tema: a mi me encantan los animales, pero no los niños, así que no se me pasaría por la cabeza tratar de anular su personalidad animal que es la que les hace encantadores y divertidos, y pretender que sean niños que no lo son. Así que la cuestión es, ¿qué culpa tienen los animales de nuestras frustraciones? No es de extrañar que también proliferen el éxito de los programas sobre comportamiento canino, junto con las grandes ventas en libros sobre el tema, obviamente los perros no se comportan como niños y sus dueños les cuesta entender por qué y se crea un gran conflicto.

Bien, pues a riesgo de ser excesivamente brusca les diré: NO SEAN GILIPOLLAS, SON PERROS!! Y déjenles que sigan siendo perros y gatos. Juro que cuando voy por la calle y veo a alguien paseando a un perro con anorak o metido en un bolso no puedo evitar ver a un maltratador de animales.